![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj371BTJv4Qln_nA5FJaLlSv68gRwsL75vn-EYTen2sps9iyPLAoYTyJrtn-g7LOrlx_0ZgFzKxr_GdBahvrJPuHbrwtoAssUfoFYjlrxR5KrCL8m1hIXvjZf3FyRwS6C5ag5S8twuYrgA/s320/ChristSamaritaWoman1.jpg)
4 Como tenía que pasar por Samaria, 5 llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo José.
6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. 7 Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria, y Jesús le dijo: --Dame un poco de agua.
9 Pero como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió: --¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana? 10 --Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua --contestó Jesús--, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.
11 --Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida? 12 ¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?
13 --Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed --respondió Jesús--, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. San Juan 4