sábado, 23 de diciembre de 2006

Navidad


Cada Nueva navidad,
Cada año que comienza,
nos recuerda que Dios
vuelve a confirmarnos su promesa
de estar con nosotros...

"todos los días hasta el fin del mundo"

Felices fiestas para todos!!!

sábado, 16 de diciembre de 2006

Alfarero


1 Ésta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías:

2 «Baja ahora mismo a la casa del alfarero, y allí te comunicaré mi mensaje.»

3 Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno.

4 Pero la vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que le pareció que le había quedado bien.

5 En ese momento la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

6 «Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro? afirma el Señor. Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero. Jeremías 18

jueves, 14 de diciembre de 2006

Jesús y la mujer samaritana


4 Como tenía que pasar por Samaria, 5 llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo José.

6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. 7 Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria, y Jesús le dijo: --Dame un poco de agua.

9 Pero como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió: --¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana? 10 --Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua --contestó Jesús--, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.

11 --Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida? 12 ¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?

13 --Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed --respondió Jesús--, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. San Juan 4